A nadie se le escapa que vivimos en la cultura de la inmediatez, la rentabilidad y la multitarea. Diariamente nos vemos asediados por varios compromisos que demandan de nosotros varias respuestas a la vez, que sean rápidas y eficientes. Ya vimos en artículos anteriores cómo detectar estas situaciones “¿Estás estresado?” y descubrir nuestra propensión a sufrirlas “¿Eres propenso a sufrir estrés?”.
En esta ocasión me gustaría ofrecer 10 pautas que pueda resultarnos útiles para afrontar el estrés.
1.- Tomar conciencia.
Tomar conciencia de que el estrés está siendo un problema para mí y para los míos. ¿Qué me está pasando? ¿Qué estoy sintiendo? ¿Cuál es mi comportamiento? ¿Cómo son mis relaciones?.
2.- Asigna tiempos equilibrados
Planifica las tareas y los descansos. Organiza las tareas para que se combinen actividades aburridas con otras interesantes. Programa semanalmente días de descanso y de desconexión, así como algún periodo de vacaciones.
3.- Ordena los problemas.
En nuestra cabeza se arremolina diversidad de preocupaciones difusas y abstractas. Le damos mil vueltas a diferentes amenazas fantasmales y nos bloqueamos. El primer paso, es tocar el silbato y pedir un tiempo muerto. Es necesario elaborar un catálogo adecuado de nuestros enemigos: las preocupaciones. Toma nota y divide entre las preocupaciones sobre las que tienes influencia en algún aspecto y sobre aquellas en las que no puedes hacer nada. Decide desechar aquello sobre lo que no influyes.
4.- Céntrate en lo que está en tus manos.
Respecto a los problemas sobre los que puedes intervenir, escribe las posibles soluciones y, finalmente, elige y redacta un plan de actuación a seguir que te parezca sensato. Aquí trata de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuál es el problema? ¿Cuáles son las consecuencias más probables? ¿Cuáles son mis opciones reales? ¿Qué puedo hacer para solucionar, o para solucionar en parte, o para evitar o para que me dañe lo menos posibles o para aceptar lo irremediable? Hemos de tomar nota sobre un plan operativo para afrontar lo que nos preocupa desde el enfoque de “Cambiar lo que está en mis manos”.
5.- Revisa tus metas y tus estándares.
Tal vez nos estamos marcando objetivos poco realistas o estándares de éxito realmente exigentes. Realmente tener aspiraciones elevadas siempre nos impulsa a cotas altas de desempeño. No obstante, hemos discernir de dónde vienen estas metas y a dónde nos llevan. Tal vez nos estamos dejando llevar por valores cómo el prestigio, la ambición o la competitividad. Es importante revisar nuestros valores y ajustar nuestras metas de manera realista.
6.- Esforzarse por estar en el presente.
Tanto la rumiación de los conflictos y los fracasos pasados, como la anticipación de los problemas futuros nos saca del presente. Por eso, cada día vivimos como “ausentes”, con el piloto automático.
7.- Escucha a tus prioridades vitales.
Una prioridad es aquello a lo que dedico mi tiempo, mi energía y mi dinero. Las actividades en las que implicamos estos tres elementos son las que consideramos realmente valiosas. Reevalúa en qué estás invirtiendo tus fuerzas y anímate a tomar decisiones para que tu vida real se ajuste a tus prioridades. La sensación de coherencia vital no tiene precio.
8.-Retoca tu estilo de vida.
Es el momento de hacer ajustes sobre: comer tranquilo, sentado y adecuadamente, hacer algo de ejercicio semanal y programar horas de sueño suficiente. Por otra parte, tal vez pienses que la cervecita y el tabaco te ayudan a relajarte, pero realmente tiene el efecto contrario. Por aquí te dejo algunas evidencias (EVENTOS ESTRESANTES Y LA RELACIÓN CON EL CONSUMO DE ALCOHOL Y TABACO EN ADOLESCENTES; PLAN NACIONAL DE DROGAS )
9.- Ejercitar la relajación.
Aprender a relajarse lleva su tiempo, pero es necesario dedicar a diario un tiempo para la relajación y el ocio. Hay muchas formas de relajación que puede ser útiles. Es necesario programarlo y entrenarlo para que surta efecto.
10.- Comparte sus emociones.
Confiar en alguien para expresar los sentimientos, las preocupaciones o los pensamientos es clave. Esto siempre nos va a ayudar liberar tensión, clarificar ideas, ordenar preocupaciones, establecer prioridades y planear respuestas concretas. En ocasiones esta persona puede ser un amigo o un familiar, en otras ocasiones necesitamos la ayuda de un terapeuta.
Aunque el artículo me ha quedado un poco largo, creo que el tema merece la pena. Por supuesto, estoy disponible para recibir comentarios, sugerencias o reflexiones a través de los canales de contacto habituales. Así mismo, si consideras que las pautas te han resultado útiles, te agradecía que le pudieras dar difusión para que podamos llegar a más personas interesadas en esta problemática.
Nota importante: aunque se pueda sospechar, este artículo es “IA free”
Adaptado de: García-Herrera, J., & Nogueras Morillas, E. (2013). Guía de Autoayuda para la Depresión y los Trastornos de Ansiedad.
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