El inicio del año es un punto de inflexión que usamos para hacer balance y proyectarnos hacia el nuevo año. Casi sin darnos cuenta, surgen dentro de nosotros buenos propósitos de cambio: hacer más deporte, perder algunos kilos o aprender un idioma. No obstante cambiar cualquier hábito no es fácil. Empezamos con buena intención deseando perder peso y cuando pasan algunas semanas puede ser que lo que hayamos perdido sea el tiempo.

A psicoterapia acude cualquier persona que desea hacer un cambio en su vida. Puede ser un hábito, una actitud, algún aspecto de una relación o una característica personal. Realmente no es fácil y requiere de compromiso y paciencia. No obstante, me gustaría resaltar tres claves o tres factores que facilitan el cambio en cualquier persona. Le podemos llamar la triple “A” del cambio personal.

1.- Aceptación. Tenemos un amplio abanico de excusas para minimizar, ocultar o autoengañarnos sobre esos cambios personales que deseamos hacer. El paso 0 siempre es aceptar que tenemos un problema y que necesitamos cambiarlo.

2.- Autoconocimiento. Es clave tener claro las variables que inician y mantienen este comportamiento o hábito, en qué situaciones se produce, qué necesidad satisface la conducta que deseo cambiar o  qué beneficios me reporta. Solo podré abordar estos elementos si los tengo presentes después de haber realizado una reflexión honesta sobre cada uno de ellos.

3.- Autogobierno: es la capacidad de dirigir mi comportamiento a una meta o manejar mis emociones.  Habría que comenzar por examinar las pequeñas cosas de la vida diaria: hacer la cama, respetar un horario, comer no solo lo que apetece, asearse adecuadamente. Posteriormente, podríamos abordar cambios más profundos.

Finalmente conviene recordar que,  a veces, el cambio requiere una cuarta “A”. En ocasiones, la dificultad de la tarea requiere acompañamiento psicoterapéutico. Un profesional que nos ayude a aceptar que tenemos un problema, a aprender a conocerse a uno mismo y a ganar en autogobierno personal.